Maria Antonieta, de Sofia Coppola
Antonieta, princesa de Austria, es enviada con 14 años a Francia para contraer matrimonio con el delfín Luis XVI y así establecer relaciones diplomáticas entre ambos países. Llegará a reina a los 19, reinando hasta la revolución francesa en que caiga Versalles.
Valiente versión de Sofia Coppola sobre la figura de la reina francesa que fue ajusticiada en la guillotina por el pueblo. Al igual que en su anterior trabajo, la soberbia “Lost in Translation”, Coppola nos vuelve a hablar de la soledad que se vive en un nuevo mundo desconocido.
La joven princesa es enviada a Francia siendo tan solo una niña. A su llegada al punto de encuentro se dará cuenta de que va a entrar en un mundo totalmente diferente al que conoce, en que la obligan a dejar atrás todo lo que ha sido y vivido. Una vez en la corte vivirá todas la reglas estrictas del protocolo, y será blanco para los chismes que corren entre la nobleza.
“Esto es Versalles” le dice su dama de compañía e instructora en las normas de la corte. El Versalles que vive Antonieta es el mismo Versalles que vivimos los espectadores. Una corte monótona, aburrida, llena de envidias y celos. Coppola nos muestra toda la vida de la corte de manera sutil y elegante, sin parafernalias. El momento en que los príncipes se ponen a comer todos los días de la misma forma; sus noches en que el Rey muestra su poca práctica en el lecho; las miradas entre las nobles de la corte y su chismes; y la verdadera importancia del matrimonio de Antonieta, que es que debe quedarse embarazada para que no comenten nada sobre ella.
Puede que a muchos la película le resulte vacía y aburrida, en mi opinión posee el ritmo justo para lo que se nos relata, que es la vida de la joven reina en Versalles, no hay más. Si al final de la cinta, el espectador ha sentido tedio no es más del que siente la protagonista en el gran palacio, pues ella se siente enjaulada, sin posibilidad de salir, empequeñecida por todo lo que la rodea. Esto está expresado en pantalla de forma que vemos, en momentos puntuales, las grandes residencias de palacio rodeando a la pequeña figura de Antonieta.
Pero la reina debe buscarse entretenimientos y módulos de escape, así que se refugia en caprichos vacíos que llenen su monótona existencia. Montones de zapatos, extravagantes peinados, un paseo con árboles seleccionados por la muchacha, y fiestas sin parangón. Esto será la causa de que se la acuse de subir los impuestos al pueblo, poniendo en su boca frases como “Si no pueden comer pan, que coman pasteles”, y de que se alcen en contra de la monarquía.
La vida de la joven reina cambia cuando tiene a luz a su primer hijo, que resulta ser una niña, el Rey le ofrecerá una residencia personal en que pueda refugiarse siempre que lo desee. El nacimiento del segundo hijo, un nuevo delfín para Francia llena de alegría a toda la corte. Tiene un tercer hijo, mostrado de forma excepcional en un único plano, pues vemos como los criados cambian un cuadro de la reina con sus dos hijos por otro en que aparece con tres, y posteriormente lo vuelven a cambiar por otro en que sale con dos. Esto es un uso muy inteligente de narrarnos lo que ha acontecido, desgraciadamente nos tiene que mostrar después el pequeño ataúd en donde va la criatura, algo innecesario que ya se había expuesto de la manera anterior.
Se ha criticado en muchos sitios, que el pueblo de Francia no aparece ni se muestra, quedando el metraje reducido tan solo a Versalles. Lo cual no es cierto, pues hay una salida de los príncipes a un baile de disfraces. El pueblo si que aparece y es mencionado con frecuencia, como cuando el Rey manda tropas a luchar a América sus asesores le advierten del peligro que supondría para un pueblo que se muere de hambre; o en una de las secuencias más memorables y con la que debería haber acabado el film, Maria Antonieta saliendo al balcón e inclinándose ante sus súbditos, consiguiendo un silencio sepulcral y premonitorio.
La Banda Sonora del film también ha sido bastante comentada, pues poner en un film de época que nos va a narrar la vida de la famosa reina música de finales del S. XX puede parecer algo indecoroso y fallido. Todo lo contrario, la selección de canciones y música escogida por la directora hace que el viaje por Versalles sea mucho más placentero y describa mucho mejor ese ambiente. Recuerdo que ya hubo otras producciones de época que también introdujeron música actual, como son “Destino de caballero” con el Will Rock You, o “Plunckett y Mclane”.
Rodar en Versalles es todo un lujo, y Coppola no lo desaprovecha, mostrando perfectamente las residencias de palacio con una exquisita puesta en escena y un cuidado meticuloso en los detalles.
Si había algo que me preocupaba realmente era el reparto, especialmente la protagonista y Jason Schwartzman. Kirsten Dunst realiza un trabajo formidable en su personificación de Antonieta, mostrando su incomprensión y aburrimiento ante tanto protocolo, divertida y provocativa en las fiestas, y triste en sus momentos íntimos. Un notable trabajo interpretativo de la novia de Spider-Man. El primo de Sofia, y sobrino del gran Francis, Jason Schwartzman me tenía altamente preocupado pues es un actor que resulta inexpresivo y soso, pero son las dos cualidades necesarias para Luis XVI, al cual borda el actor, consiguiendo la mejor interpretación de su carrera. Steve Coogan merece elogios por su trabajo como el asesor de la reina, el embajador Mercy, quien estará a su lado desde el principio recordándole sus deberes en la corte e informándole de las inquietudes de su madre. Rip Torn es el Rey-Abuelo Luis XV, mujeriego de alta alcurnia, a quien se debe ganar la joven princesa. Completan el reparto Judy Davis, Marianne Faithfull y Rose Byrne.
Atrevida y conseguida visión del personaje de Maria Antonietta, de manos de una directora interesante como es Sofia Coppola. Su papá puede estar orgulloso de ella.
7,5/10
Valiente versión de Sofia Coppola sobre la figura de la reina francesa que fue ajusticiada en la guillotina por el pueblo. Al igual que en su anterior trabajo, la soberbia “Lost in Translation”, Coppola nos vuelve a hablar de la soledad que se vive en un nuevo mundo desconocido.
La joven princesa es enviada a Francia siendo tan solo una niña. A su llegada al punto de encuentro se dará cuenta de que va a entrar en un mundo totalmente diferente al que conoce, en que la obligan a dejar atrás todo lo que ha sido y vivido. Una vez en la corte vivirá todas la reglas estrictas del protocolo, y será blanco para los chismes que corren entre la nobleza.
“Esto es Versalles” le dice su dama de compañía e instructora en las normas de la corte. El Versalles que vive Antonieta es el mismo Versalles que vivimos los espectadores. Una corte monótona, aburrida, llena de envidias y celos. Coppola nos muestra toda la vida de la corte de manera sutil y elegante, sin parafernalias. El momento en que los príncipes se ponen a comer todos los días de la misma forma; sus noches en que el Rey muestra su poca práctica en el lecho; las miradas entre las nobles de la corte y su chismes; y la verdadera importancia del matrimonio de Antonieta, que es que debe quedarse embarazada para que no comenten nada sobre ella.
Puede que a muchos la película le resulte vacía y aburrida, en mi opinión posee el ritmo justo para lo que se nos relata, que es la vida de la joven reina en Versalles, no hay más. Si al final de la cinta, el espectador ha sentido tedio no es más del que siente la protagonista en el gran palacio, pues ella se siente enjaulada, sin posibilidad de salir, empequeñecida por todo lo que la rodea. Esto está expresado en pantalla de forma que vemos, en momentos puntuales, las grandes residencias de palacio rodeando a la pequeña figura de Antonieta.
Pero la reina debe buscarse entretenimientos y módulos de escape, así que se refugia en caprichos vacíos que llenen su monótona existencia. Montones de zapatos, extravagantes peinados, un paseo con árboles seleccionados por la muchacha, y fiestas sin parangón. Esto será la causa de que se la acuse de subir los impuestos al pueblo, poniendo en su boca frases como “Si no pueden comer pan, que coman pasteles”, y de que se alcen en contra de la monarquía.
La vida de la joven reina cambia cuando tiene a luz a su primer hijo, que resulta ser una niña, el Rey le ofrecerá una residencia personal en que pueda refugiarse siempre que lo desee. El nacimiento del segundo hijo, un nuevo delfín para Francia llena de alegría a toda la corte. Tiene un tercer hijo, mostrado de forma excepcional en un único plano, pues vemos como los criados cambian un cuadro de la reina con sus dos hijos por otro en que aparece con tres, y posteriormente lo vuelven a cambiar por otro en que sale con dos. Esto es un uso muy inteligente de narrarnos lo que ha acontecido, desgraciadamente nos tiene que mostrar después el pequeño ataúd en donde va la criatura, algo innecesario que ya se había expuesto de la manera anterior.
Se ha criticado en muchos sitios, que el pueblo de Francia no aparece ni se muestra, quedando el metraje reducido tan solo a Versalles. Lo cual no es cierto, pues hay una salida de los príncipes a un baile de disfraces. El pueblo si que aparece y es mencionado con frecuencia, como cuando el Rey manda tropas a luchar a América sus asesores le advierten del peligro que supondría para un pueblo que se muere de hambre; o en una de las secuencias más memorables y con la que debería haber acabado el film, Maria Antonieta saliendo al balcón e inclinándose ante sus súbditos, consiguiendo un silencio sepulcral y premonitorio.
La Banda Sonora del film también ha sido bastante comentada, pues poner en un film de época que nos va a narrar la vida de la famosa reina música de finales del S. XX puede parecer algo indecoroso y fallido. Todo lo contrario, la selección de canciones y música escogida por la directora hace que el viaje por Versalles sea mucho más placentero y describa mucho mejor ese ambiente. Recuerdo que ya hubo otras producciones de época que también introdujeron música actual, como son “Destino de caballero” con el Will Rock You, o “Plunckett y Mclane”.
Rodar en Versalles es todo un lujo, y Coppola no lo desaprovecha, mostrando perfectamente las residencias de palacio con una exquisita puesta en escena y un cuidado meticuloso en los detalles.
Si había algo que me preocupaba realmente era el reparto, especialmente la protagonista y Jason Schwartzman. Kirsten Dunst realiza un trabajo formidable en su personificación de Antonieta, mostrando su incomprensión y aburrimiento ante tanto protocolo, divertida y provocativa en las fiestas, y triste en sus momentos íntimos. Un notable trabajo interpretativo de la novia de Spider-Man. El primo de Sofia, y sobrino del gran Francis, Jason Schwartzman me tenía altamente preocupado pues es un actor que resulta inexpresivo y soso, pero son las dos cualidades necesarias para Luis XVI, al cual borda el actor, consiguiendo la mejor interpretación de su carrera. Steve Coogan merece elogios por su trabajo como el asesor de la reina, el embajador Mercy, quien estará a su lado desde el principio recordándole sus deberes en la corte e informándole de las inquietudes de su madre. Rip Torn es el Rey-Abuelo Luis XV, mujeriego de alta alcurnia, a quien se debe ganar la joven princesa. Completan el reparto Judy Davis, Marianne Faithfull y Rose Byrne.
Atrevida y conseguida visión del personaje de Maria Antonietta, de manos de una directora interesante como es Sofia Coppola. Su papá puede estar orgulloso de ella.
7,5/10
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