frikigalactico

sábado, diciembre 30, 2006

Babel, de Alejandro González Iñárritu

Un matrimonio americano está pasando unas vacaciones en Marruecos. En el viaje en autobús la mujer será alcanzada por una bala disparada por unos chicos que jugaban con el rifle nuevo que ha comprado su padre. Mientras tanto, la criada de los niños del matrimonio se dirige a la boda de su hijo en México, teniendo problemas en la frontera al regresar. En Japón, una chica sordomuda se revelará contra el mundo que la rodea.

Tercera película del director Alejandro González Iñárritu en colaboración con el guionista Guillermo Arriaga, con la que completan su trilogía del dolor formada por “Amores Perros”, “21 Gramos” y esta “Babel”.
Al igual que en las anteriores películas, aquí vuelven a realizar un film coral en que un trágico suceso salpica a todos los personajes en mayor o menor medida, con la diferencia de que si en la primera película la acción se situaba en México y la segunda en USA, en esta ocasión la historia se desarrolla en distintos puntos del mundo: Marruecos, México y Japón.

El hecho de que la acción se sitúe en distintos puntos del mundo sirve a Iñárritu y Arriaga la posibilidad de hablar de las diferentes culturas que hay en el mundo y de la dificultad de comunicación que existe hoy día entre personas.
El matrimonio americano formado por Richard y Susan están pasando unas vacaciones en Marruecos para estar solos y hablar, consiguiendo acercarse el uno al otro. Sin embargo un problema pasado entre ellos les impide hablar abiertamente a no ser que sea mediante discusiones.
Los jóvenes marroquíes que hieren a Susan son hermanos. Cuando vuelvan a casa no dirán nada de lo ocurrido a sus padres, convirtiendo el hecho en un acto terrorista para el gobierno americano.
La criada de los hijos del matrimonio americano va a México a presenciar la boda de su hijo, llevándose con ella a los niños. A su regreso a USA, en la frontera, la mujer será sospechosa de entrar ilegalmente en el país.
En Japón, la joven Chieko tiene problemas para adaptarse entre los jóvenes. Es sordomuda y observa cómo es discriminada por los chicos. Su mayor apoyo es su padre, de quien se distancia poco a poco.
Como se puede ver da igual de qué nacionalidad sea uno, la comunicación se está perdiendo, o al menos eso es lo que quiere expresarnos esta película. Ya de entrada, el título “Babel” nos avecina lo que vamos a ver, recordándonos la historia de la Torre de Babel mediante la cual Dios castigó a los hombres a hablar diferentes lenguas y a tener distintas culturas. Curiosamente, a pesar de que aquí haya problemas de dialogo entre las sociedades de USA con Marruecos, la verdadera dificultad de expresión se encuentra en los personajes cercanos. Un matrimonio que no habla si no es para discutir; policías que no escuchan a los sospechosos ni a viajantes que quieren cruzar la frontera; un padre que presta poca atención a su hija.
Quizás el film peque un poco de acumular desgracias una tras otra, y de abusar del efecto dominó que causa la herida de Susan reflejándonos a los seres humanos más volcados en la acción que en el diálogo (aunque desgraciadamente sea así en muchos casos), aunque sin llegar a los límites de “Crash”, en que todos somos racistas.

El desarrollo y montaje es muy similar a las dos obras predecesoras del director. Cada una de las historias se puede ver independiente, cohesionándose al final.
De todas las historias, sin embargo, la que veo que menos se sostiene y que está algo metida con calzador es la de la niñera con los dos niños. Si bien sirve para denunciar el comportamiento en las fronteras de México y USA, no tiene relación con las otras tres historias que se cuentan, salvo porque se trata de los hijos del matrimonio y su niñera, y su conclusión parece demasiado forzada. La japonesa puede resultar igual al principio, pero al final comprobamos cómo, todo lo contrario, tiene muchísimo que ver con lo que ha ocurrido en Marruecos.

Iñárritu cuida la puesta de escena al detalle, desprendiendo fuerza y poesía visual a raudales, consiguiendo que durante las dos horas largas que dura el film el ritmo no decaiga en ningún momento, cohesionando una historia con otra. Cada historia posee su atmósfera particular. Si tuviera que quedarme con alguna, diría indudablemente la Japonesa, y la visión que nos ofrece a través de los ojos de la protagonista. Memorable, y doloroso, el momento en la discoteca en que no puede escuchar la música y observa como su amiga se está besando con el chico que le gusta, o la alegría que expresa mientras se pasea en el balancín.
También irradian belleza las otras historias. Marruecos es presentado con un fotografía magnífica y con momentos que alcanzan la majestuosidad, como cuando los dos hermanos imaginan que vuelan empujados por el aire. De México me quedo con el terrorífico paseo nocturno entre la niñera y los niños con la luz de una pequeña linterna entre la abundante oscuridad.
La fotografía del film corre a cargo de Rodrigo Prieto, colaborador de Iñárritu en sus trabajos anteriores, quien consigue crear las atmósferas adecuadas en cada historia. Sin su labor, las secuencias anteriormente mencionadas no hubieran conseguido la fuerza que presentan.
La Banda Sonora está compuesta por otro colaborador habitual del director, Gustavo Santaolalla, aunque en esta ocasión parece repetirse a sí mismo su música consigue encajar con las imágenes, sobre todo en el tramo de Marruecos.

Que el reparto esté encabezado por Brad Pitt no debería impedir a los detractores de este actor perderse este film. De hecho su interpretación es notable, consiguiendo realizar un retrato del americano que viaja con su mujer a Marruecos impregnado de tristeza y angustia. Eso si, le sigo achancando que cuando se pone a llorar estropea todo lo anterior conseguido, aunque aquí no llega a extremos de “Legends of fall”. Cate Blanchett es Susan, la mujer que resulta herida en Marruecos. La actriz sabe sacar partido a un papel breve, aprovechando todo momento que aparece en pantalla. Adriana Barraza está fantástica como Amelia, la criada de los hijos del matrimonio, consiguiendo momentos sublimes en sus secuencias en el desierto mexicano. Gael García Bernal está correcto, es más, yo diría que aceptó el papel para hacerle un favor a su amigo Iñárritu y concluir la trilogía que él empezó. Para quitarse el sombrero es la interpretación de la joven Rinko Kikuchi como Chieko, la joven sordomuda que deambula por Tokio deseando que la amen. Su interpretación desprende fuerza, alegría, tristeza, angustía, un sin fin de matices complejos que la actriz consigue bordar, componiendo el mejor personaje de la película. Completan el reparto Koji Yakuzo como Yasujiro, el padre de Chieko; Michael Peña como un agente de policía aduanero; Mohamed Akhzam como el guía que ayuda a Pitt; Said Tarchani y Boubket Ait El Caid como los hermanos que disparan el fusil de las desgracias.

He de decir que el film se rodó con los actores hablando en el idioma del país que proceden, sin embargo la película se ha doblado completamente para cines, con lo que no podremos oír las diversas lenguas que se hablan, consiguiendo no impactarnos tanto. Habrá que esperar a verla en VO para verla como realmente se ha concebido.

La cinta parte como una seria candidata a los Oscars, y ha sido ya nominada a diversos Globos de Oro, partiendo como favorita. En Cannes ganó ya Mejor Dirección.

Concluyendo la trilogía, me sigo quedando con “Amores Perros”, aunque creo que esta “Babel” supera a “21 Gramos”, sigo pensando que le sobra una de las cuatro historias, en concreto una, y que acumula demasiadas desgracias seguidas. Aún así es una estimulante película que concluye una trilogía notable.
7/10

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Me ha encantado. Por primera vez Pitt consigue conmoverme. Una película qu a pesar de contar una historia como otras tantas veces se ha contado, emociona. Adriana Barraza se merece 3 oscar por esta película. ¿Todavía hay gente que hubiera preferido nominar a Blanchet?

01:13  

Publicar un comentario

<< Home