Banderas de Nuestros Padres, de Clint Eastwood
Primera película sobre el conflicto de Iwo Jima dirigida por Clint Eastwood. Esta primera película está presentada desde las perspectiva americana. Pero no nos engañemos, no es una película con los americanos a punto de combatir y cargándose a los japos. Es la historia del grupo de soldados que aparece en la foto alzando la bandera y que serán convertidos en héroes para toda la nación americana. Que nadie espere, pues, una nueva aventura bélica del estilo de “Salvar al Soldado Ryan”, porque esto no lo es, a pesar de tener grandes secuencias bélicas como ya comentaré.
¿Qué es un héroe? Un héroe es un símbolo, algo que nos inspira esperanza y en quien confiamos. Los jóvenes soldados que alzan la bandera en Iwo Jima y que protagonizan la foto del momento piensan que no son más héroes que cualquier otro soldado, lo único que hicieron fue levantar una bandera. Y encima, la segunda bandera, pues ya habían levantado otra antes. Pero claro, cómo la foto tomada fue del segundo alzamiento, pues hacemos cómo que el primero no existió. Eso es lo que utiliza el Gobierno Estadounidense, ve la oportunidad perfecta para inspirar a la nación y hacerles ver que están ganando la Guerra, y que con su ayuda económica lo conseguirán. Convierten la foto en un símbolo, y a los soldados en héroes, colgando carteles, haciendo estatuas, todo para que el pueblo compre bonos del ejercito y así subvencione el conflicto. Con esto se intenta demostrar que la Guerra, todas las Guerras, no son más que negocios en donde muere gente para que otros enriquezcan sus bolsillos.
De los seis soldados que aparecen en la foto, tan sólo quedan vivos tres, los cuales serán devueltos a casa, o más bien a su país, ya que bajo el mando del Gobierno harán una gira por todo el país convenciendo a la gente de que deben comprar bonos para ayudar a los soldados que luchan. Estos tres soldados ven de manera distinta su actitud respecto a tal acto. Rene Gagnon es un mensajero que está contento de participar en convenciones y de salir en portadas de prensa, adora la fama. John “Doc” Bradley es un enfermero que vuelve a casa con los viejos fantasmas de la guerra tras él. Ira Hayes es un indio que tiene serios problemas con el alcohol y que piensa que lo que están haciendo es un circo, deshonrando la memoria de sus compañeros caídos.
Mientras dure el conflicto, los tres serán reconocidos por la calle, obtendrán todo tipo de ofertas de trabajo, y serán admirados. Pero cuando acabe la Guerra verán la realidad. No son más que soldados, hombres que combatieron, que al regresar vivieron el sueño de inspirar a una nación convirtiéndose en héroes. Y todo por una foto en donde no se le ven las caras.
Con esto se desmitifica la imagen de héroe que tenemos. Hoy día alguien puede ser muy admirado por algo importante que ha hecho, vive su momento cumbre, la gente lo adora, pero el día de mañana se olvida, su misión acabó. En Iwo Jima murieron muchos soldados, tanto japoneses como americanos, y todos ellos fueron héroes, fueron soldados, desgraciadamente no todos ellos salieron en la foto.
Decir que Eastwood dirige bien es cómo decir que amanece por las mañanas. Es el último clásico vivo, y con este film sigue demostrando su buen hacer tras la cámara. Con estilo clásico, sin abusar de los movimientos bruscos de cámara, centrándose en los actores, y con gran uso del espacio en donde se sitúa la acción. Eso en lo que a secuencias dramáticas se refiere. Ahora bien, a pesar de no considerar el film como bélico si hemos de comentar las partes bélicas de la cinta. Eastwood parece haberse visto todos los films recientes sobre guerra, ya que se ve un poquito de muchas cosas. Empezando por “Troy” (si si, la de Petersen con Brad Pitt) en que los barcos se ven en un gran plano general que se va alejando hasta dejarnos ver la flota, aquí Eastwood lo rueda igual pero al revés, de un gran plano general hasta uno de los barcos en que están los protagonistas. De ahí pasamos al desembarco y posterior batalla en la isla, los cuales parecen que quieren ser sin serlo “Salvar al Soldado Ryan”. El desembarco no tiene nada que ver, aquí los soldados no desembarcan y comienza la masacre, pero una vez empezada la batalla uno puede ver ciertas similitudes con la película de Spielberg. Por ejemplo la cámara al hombro en plan subjetiva, que casi siempre va rodando el suelo y queda incomodo. Las secuencias no tienen la crudeza de “Ryan” ni el hiper realismo, pero si poseen también esa fotografía apagada casi de B&N.
Hay otro momento, en que el periódico con la foto en portada, llega a la granja de una familia, y la madre entra con él entre manos, mostrándonos en la ventana la estrella de tener un hijo en guerra, algo muy parecido a la secuencia de “Ryan” en que a la madre le informan de la muerte de sus hijos, pero sin tener tal maestría. Dicha secuencia tiene cierto aroma a John Ford, a quien Eastwood también homenajea aqui en determinados momentos (la despedida en el tren).
Por suerte Eastwood sigue demostrando lo grande que es, no centrándose en la batalla de americanos contra japoneses, sino en momentos puntuales, cómo cuando Adam Beach entra en el agujero japonés y ve los que se han hecho los japoneses a sí mismos, o cuando Ryan Phillippe entra en una habitación a oscuras, y observa algo aterrador, que por supuesto nosotros no vemos pero que intuimos, con un magnifico juego de contraluz.
Eastwood también nos muestra el absurdo de la Guerra y de la campaña propagandística que emprenden los tres soldados. En primer lugar en el momento en que se cuelga la primera bandera sobre el monte, de manera ritual, con la música de fondo, hasta que la alzan y los soldados aplauden. Muy bien, pero resulta que deciden quitar la bandera colocada para colgar otra en su lugar, así que suben los que salen en la foto, quitan la bandera colgada y ponen otra en su lugar, que es igual, y que nos lo presenta en pantalla igual, con la misma música y con idéntica planificación. Con esto subraya Eastwood lo absurdo de la contienda.
Otro momento memorable es cuando los tres soldados están subiendo una montaña con la bandera, y al subir nos encontramos que estamos en un gran campo de fútbol en que se les está homenajeando. De nuevo aquí se remarca el circo que montan alrededor de los jovenes y la fotografía.
A pesar de que la dirección de Eastwood es muy notoria y clásica, la película tiene un punto negro que es el montaje. Se supone que el film es un flashback en el que recuerdan la campaña propagandística alrededor de la foto, pero dentro de ese flashback mete otro flashback en que los protagonistas recuerdan la batalla. Creo que el error de esto está en no saber muy bien por donde encauzar la historia. Se supone que un joven al que no se le ve la cara, pues casi siempre esta entre sombras, está recopilando información sobre lo que pasó en Iwo Jima. Bien, podrían haber optado pues por haber narrado los hecho cronológicamente ordenados, y utilizar dicho personaje como representación de los espectadores, como ya hiciera Orson Welles en su magnifica “Citizen Kane” (de hecho Eastwood lo presenta igual, entre sombras, sin saber quien es). Desgraciadamente, el director comienza a hacer un puzzle de piezas dentro de piezas, y repitiendo secuencias consiguiendo el efecto Deja Vu. Además de esto el problema del film es que parece que nunca termine debido a un innecesario epilogo en que se nos muestra quien es esa figura entre sombras (gran error), y en que introducen momentos sentimentales innecesarios y metidos con calzador. Con mencionar que el film dura dos horas pero que al salir de la sala parecía que llevaba casi tres está todo dicho.
El guión del film corre a cargo de Paul Haggis, quien ya colabora con Eastwood en “Million Dollar Baby”. Aquí el guionista parece no estar tan suelto como en la historia de Maggie, y quiere introducir varios chistes para remarcar más el verdadero sentido de la campaña propagandística por parte de los políticos. Además de que debería haberse centrado más en los protagonistas, ya que en ningún momento nos sentimos identificados con ellos, lo que es un error.
La música del film está compuesta por Lennie Niehaus y Clint Eastwood, que vuelve a demostrar su sencillez en el tema principal que rodea todo el film.
El reparto está formado por un elenco de actores jóvenes, de los cuales varios curiosamente han trabajado ya en otras producciones bélicas. Barry Pepper era el francotirador de “Salvar al Soldado Ryan” y aquí es ascendido a Teniente; Adam Beach fue el indio navajo de “Windtalkers” y aquí sigue fiel a sus raíces dando vida a Ira Hayes, posiblemente el personaje más complejo de la trama, pero al que no se le sabe sacar buen partido; Ryan Phillippe es “Doc”, el enfermero que quiere llegar a ser propietario de una funeraria; Jesse Bradford es Rene, el que ve en la foto su oportunidad de ser famoso; Jamie Bell es Iggy, el más joven del grupo, del que todos se ríen, pero por el que sienten simpatía; Robert Patrick es el Coronel Johnson; Paul Walker es Hank Hansen, otro del pelotón.
El film está producido por Steven Spielberg, quien dejo libertad creativa a Eastwood en todo momento (cosa que dudo en determinados momentos). Esta película está por debajo de los dos trabajos anteriores del director.
Buen film que desmitifica la figura de héroe y que vuelve a mostrarnos una vez más lo absurdo de la Guerra. A esperas de “Letters from Iwo Jima”, esta primera película sobre el enfrentamiento me ha parecido estimable, pero no perfecta, y mucho menos viniendo de quien viene.
6,5/10
3 Comments:
A ver si la veo prontooooo!!!
Saludos
totalmente de acuerdo contigo, empezaba a creer que era el único al que no le habia parecido una obra maestra.
Ciertamente me lleve una pequeña decepció con ella, espero que "Letters from Iwo Jima" esté mucho mejor.
Saludos.
Publicar un comentario
<< Home