frikigalactico

martes, diciembre 26, 2006

Eduardo Manostijeras, de Tim Burton

Una vendedora de productos cosméticos Avon descubre que vive en el castillo situado en lo alto de la montaña de su vecindario un joven con tijeras en lugar de manos. La mujer decide llevarse al muchacho consigo e instalarlo en su casa. El joven, llamado Edward, conocerá el mundo exterior y a las personas que habitan en esa vecindad, y se enamorará.

Mágico film del director Tim Burton, en el que mezcló de manera magnifica comedia, drama, ambiente navideño y terror, consiguiendo un cuento oscuro inolvidable.
Con la mirada puesta en el clásico “Frankenstein”, Burton cuenta la historia de un hombre que se quedó a media hacer, o medio terminado. A falta de sus manos, es un hombre de carne y hueso normal y corriente. Si el monstruo de Frankenstein infundía terror por su aspecto, Edward infunde tristeza, en su rostro se ve miedo, no hay ningún rasgo de amenaza. Por esa razón Peg, la vendedora que se presenta en el castillo, lo traslada a vivir a su vecindario. Sin embargo no piensa en las consecuencias que puede tener dicha decisión para los miembros de la comunidad ni para el propio Edward. Al principio lo verán como una persona que tiene una minusvalía pero pronto lo verán como una amenaza que rompe todo aquello que toca.
Edward vive con el tormento de no poder sentir con sus manos, no puede tocarse su cara, y teme poner sus tijeras encima de un ser querido. Ejemplo de lo que digo es cuando Kim se acerca a él para que la abrace y él no quiere ponerle las manos encima recordándole al momento en que su padre murió y acarició su rostro inerte con su filo, rajándolo.

El pueblo del film es muy colorista y alegre en apariencia. Por la mañana a primera hora los hombres se marchan a trabajar y no vuelven hasta por la noche, dejando a sus mujeres solas, cotilleando y creando chismes que pueden llegar a perjudicar a los demás. Son ellas las que marcan el rumbo de la vecindad, lideradas por una amante de Tom Jones algo caliente. Cuando llega el nuevo vecino se mostrarán cálidas y hospitalarias, sin embargo, a la mínima que meta la pata el pobre se convertirán en verdaderas brujas.
Al contrario que el pueblo, nos encontramos con el castillo. Lúgubre, polvoriento, pero habitado por un ser de gran corazón

La puesta en escena de Tim Burton, que acababa de obtener el exito de público con "Batman", se palpa desde el primer fotograma. ¿Qué digo? Desde los mismísimos títulos de crédito. Comenzando por el inicio de la historia narrada por la señora mayor y siguiendo con el viaje a través del pueblo hasta el castillo, que es muy similar al principio de “Beetlejuice”. La atmósfera que rodea el conjunto está impregnada por ese humor negro del autor y su característico ambiente gótico, mirando al género clásico. La entrada de Dianne Wiest en la mansión, ese gran recibidor al estilo de “Ciudadano Kane” con toque de película de terror, es un ejemplo. La presentación de Edward como amenaza entre sombras. El personaje de Edward recuerda mucho, creo que fue el modelo a seguir, a Cesare de “El Gabinete del Dr. Caligari”. O la presencia de Vincent Price (presencia indiscutible en títulos clásicos de terror y a quien Burton le dedicó el sensacional cortometraje “Vincent”) como El Inventor.
Burton consigue la que es su película más memorable (al menos para mí), y la más enternecedora. Cargada de grandes momentos como pueden ser el anteriormente citado en que Edward abraza a Kim y recuerda la muerte de su padre; la secuencia en que Edward demuestra sus dotes de peluquería; el baile de Kim bajo la nieve mientras Edward moldea una escultura en hielo; o la gran secuencia final. Todas ellas engrandecidas por la música de Danny Elfman.
Mencionar taimen la magnífica utilización de los flashacks y su inteligente montaje. El primero de ellos es cuando se prepara la barbacoa y Edward recuerda los primeros pasos para crearle; seguidamente, acostado en la cama de Kim, recordará cuando su padre le leía libros, y finalmente, el momento de su muerte, con ese plano fabuloso del muchacho atravesando las manos que ia a regalarle su padre, mientras abraza a la persona que más ha querido tras él.
El personaje de Edward fue conseguido gracias al mago de FX Stan Winston, quién realizo un excepcional trabajo de maquillaje.
La dirección artística esta cuidadísima consiguiendo unos escenarios de ensueño, gracias en gran parte a las figuras moldeadas por Edward que decoran los jardines del vecindario.
La Banda Sonora merece ser mencionada como la mejor compuesta por su autor para un film de Tim Burton (y eso que le ha realizado todas, excepto “Ed Wood”). En esta, el autor alcanza una majestuosidad que ha intentado emular en trabajos posteriores, sin conseguirlo. Desde los títulos de crédito hasta el memorable final, su música se convierte en otro personaje más de la historia, capaz incluso de ablandarnos el corazón (¡Ese Final!). Un Obra Maestra musical.

El reparto esta formado por Johnny Deep en su primera colaboración con Burton (con el que luego repetiría cinco veces más, la última la están rodando ahora “Sweeney Todd”), realizando el papel del inolvidable Edward, creando un personaje clásico y de referencia en el mundo del cine, y particularmente en el de Tim Burton (con permiso de Jack Skelington). Su personaje está lleno de tristeza transmitida por sus ojos ensombrecidos y su tez pálida.
Winona Ryder repite con Burton tras “BeetleJuice”. Aquí es Kim, el amor de Edward. La actriz pone su rostro y su melena (peluca) rubia a la chica que al principio lo repele para después enamorarse de él
Dianne Wiest es Peg, la mujer vendedora de productos cosméticos que encuentra a Edward y lo traslada consigo a la vecindad. La actriz está fantástica, como de costumbre. Vincent Price como el Inventor, padre de Edward, está soberbio, su breve intervención queda grada en la memoria.

Inolvidable film de Tim Burton. En mi opinión su Obra Maestra. Ideal para las navidades, haría una buena doble sesión con “Pesadilla antes de Navidad”.
8,5/10