frikigalactico

martes, abril 03, 2007

Frankie y Johnny, de Garry Marshall

Johnny acaba de salir de la cárcel y busca trabajo en un café-restaurante en donde conocerá a Frankie, una mujer de la que se enamorará. Aunque Frankie no quiere nada serio, Johnny le hará recuperar las ganas de amar a otra persona.

Muy estimable película del director de “Pretty Woman” en donde se nos narra la historia de amor de los dos protagonistas y el entorno que los rodea.
De caracteres diferentes, Frankie y Johnny se convierten en la pareja perfecta, dos personas diferentes que en el fondo no serían nada el uno sin el otro. Mientras Johnny es un hombre optimista, inteligente y con ganas de vivir el momento Frankie es una mujer con miedo a comenzar una relación por sus vivencias pasadas, su vida se resume en ir a su trabajo, llegar a casa y ponerse a ver películas en su nuevo video que no sabe cómo funciona mientras come una pizza. Dice un refrán que dos personas opuestas son las que más se atraen, y los protagonistas de este film bien pueden ser ejemplo para aquellos que no lo piensen. Otra cosas distinta es que una de las dos partes no quiera admitir que la otra le gusta, luchando contra sus sentimientos y mintiéndose a sí misma. Así es Frankie, una mujer que se niega a sentir lo que verdaderamente siente, y Johnny es quien no abandona en su cruzada por que ella le acepte, según él están predestinados debido a la canción del mismo título que sus nombres entre otras cosas.
La película no es más que una historia de personajes, de seres humanos reales, con problemas de verdad como pagar el alquiler, mantener una familia, trabajar para vivir, sin olvidarse de los sueños (el cocinero que consigue vender un guión y marcharse a Holywood). Todo ello es relatado sin salirse apenas del restaurante en donde trabajan ambos protagonistas, en donde sus compañeros y su jefe enriquecen más la trama y nos demuestra que no somos tan diferentes los unos de los otros.
La historia que nos cuentan trata el tema de la soledad, la que sienten los protagonistas, como los camareros del restaurante. Todos llegan a casa tras una dura jornada de trabajo y se encuentran solos, sin nadie que los reciba, no tienen más que el restaurante donde trabajan y a los compañeros con que comparten la jornada. También se hace alusión al SIDA (no olvidemos que estamos en los 90) a través del amigo gay de Frankie, con lo cual el film hace una leve mirada crítica a dicha enfermedad cuando se daba a conocer.

Sin más escenarios que el restaurante, el apartamento de Frankie y un hall en donde se realiza una fiesta, el director Garry Marshall consigue que el ritmo de la cinta no decaiga y que lo que esta pasando en pantalla nos interese. Cierto es que se la va la mano en más de un momento con sus sentimentalismo, aunque aquí estén ocultos tras el sentido del humor del guión que corre a cargo del autor de la obra de teatro en que se basa, Terrence McNally. Una de las secuencias más memorables de la película es cuando Johnny regala a Frankie una flor, el momento en que ella decide dar el primer paso y perder el miedo, un momento realmente inolvidable.
El reparto consigue crear unos personajes creíbles, cercanos, gracias a lo cual nos sentimos más conectados con la historia. Entre los secundarios nos encontramos con el habitual de Marshall, Hector Elizondo y Nathan Lane como el amigo gay de Frankie. Sin embargo los dos grandes protagonistas son Al Pacino como Johnny y Michelle Pfeiffer como Frankie, quienes consiguen unas más que notables interpretaciones (en especial ella) reencontrándose años después de “Scarface”.

Estimable película sobre una relación y sobre las personas que viven el día a día.

7/10

1 Comments:

Blogger Alejandro Colera said...

Una película maravillosa que cometió el impersonable fallo de ser vendida como una comedia romántica. Michelle Pfeiffer, en una de sus mejores interpretaciones, fue, encomprensiblemente nominada al Globo de oro a mejor actriz de comedia (¿?). A pesar de todo la mejor película de Garry Marshall y toda una lección de buen saber hacer actoral. La única pega: ni Pacino ni la Pfeiffer nos hacen creer que son personas normales y corrientes. ¡No se puede ser normal teniendo tanto carisma!
Alejandro

05:34  

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