Infernal Affairs, de Alan Mak y Andrew Lau
Coincidiendo con la presencia en la cartelera de “Infiltrados” de Scorsese, me decidí a revisionar la película original en que se basa. Tras haberla visto de nuevo, no puedo más que decir que la película de Scorsese es peor de lo que me pareció.
En primer lugar por el envoltorio de película policíaca seria y que se toma en serio.
En segundo lugar porque si en la película de Michael Mann asistíamos a un duelo entre DeNiro y Pacino que tan solo coincidían en pantalla un vez (y era en un plano-contraplano), en esta asistimos a otro duelo interpretativo, el protagonizado por Tony Leung con Andy Lau. Como vemos en el film, Yan (Leung) y Lau (Andy Lau) coinciden en pantalla al principio cuando ninguno sabe nada del otro, solo son un vendedor y un comprador normales y corrientes, incluso podríamos decir que se sienten simpatía cuando Yan le indica un lugar donde le saldrían mejor los altavoces que quiere comprar. El segundo encuentro ya es más tenso, cuando Yan se presenta en comisaría ante Lau para mostrarse como el topo, sin que sepa aún que Lau era el infiltrado de Sam. El tercer encuentro es el cúlmen de la película, en una secuencia que se ha convertido en clásica para muchos, cuando los dos infiltrados se citan en la azotea con los reflejos en las ventanas del edificio adjunto, y Yan apuntando a Lau a la cabeza.
De la misma forma que la relación Yan-Lau, podemos hablar de la relación Sam-Wong. Wong es el jefe de policía encargado de atrapar a Sam, y que tiene infiltrado a Yan, mientras Sam es el jefe de la mafia china que tiene infiltrado a Lau en el cuerpo de policía. Ambos personajes no son muy distintos entre sí si no fuera porque cada uno se encuentra en un lado de la ley. Tan solo coincidirán en pantalla una vez, una secuencia memorable en que Wong le cuenta a Sam la apuesta de dos hombres por un riñón y que al final solo uno podría vivir. Una vez que Sam salga de la comisaría ambos sabrán que ha sido la última vez que se han visto con vida.
Otra de las razones que hacen grande a esta película, a parte de su sensacional guión, es la construcción de los personajes de Lau y Yan.
Lau se crió con Sam, adiestrándose para convertirse en policía infiltrado y pasarle información. Sin embargo, poco a poco, a la vez que asciende, experimentará un cambio de personalidad que le hará querer ser un buen policía y dejar su vida como topo de la mafia. Llegará un momento en que no sepa diferenciar entre el mal y el bien.
Yan es el opuesto de Lau. Un agente infiltrado en las tríadas para pasar información al inspector Wong. Lleva diez años pasándose por algo que no es, de echo ya no sabe ni siquiera que es. ¿Es un policía? ¿Es un Gangster? ¿Qué vida tiene? Hay una secuencia sensacional en que se encuentra con una antigua novia de hace seis años (ya estaba infiltrado) en que vemos la tristeza que siente él por no haberse quedado con ella, de la misma forma que vemos en la mirada de ella el mismo dolor al marcharse él. Esa única secuencia nos dice mucho del personaje de Yan, un hombre que desde que abandonó la academia y se infiltró no he tenido un hogar, ni familia (aunque el inspector Wong se convierta en una figura paterna), ni más vida que noches en prisión, cómplice en hurtos y crímenes. Sus continuas visitas a la psicóloga las aprovecha para dormir la siesta y desconectar, pero al final ella será la única persona en quien confíe. Sinceramente creo que el personaje de Yan es el más trágico de toda la trama, un buen hombre que cruzó una línea de la que no podrá volver.
La película está tratada con un ritmo vertiginoso y brillante, conteniendo buenos momentos de tensión como cuando se está produciendo el envió de cocaína, mientras se están comunicando Yan con Wong y Lau con Sam. Para conseguir esa tensión usan con acierto y sin abusar los teléfonos móviles y el código Morse (algo de lo que carece la versión Scorsese).
Los directores del film son Andrew Lau y Alan Mak, que firmó el guión junto con Felix Chong. Mencionar que tuvieron como asistente de fotografía a Christopher Doyle, autor de las fotografías de “Hero”, “2046” y “La Joven del Agua” entre otros muchos títulos.
El reparto está simplemente perfecto. Andy Lau sabe darle versatilidad y dualidad al personaje de Lau. Tony Leung está perfecto como el atormentado Yan. Anthony Wong es el inspector Wong. Eric Tsang como el jefe Sam, un verdadero criminal con algunos puntos de humor (pero sin llegar al histrionismo de Jack Nicholson). Kelly Chen como la doctora Lee, psicóloga de Yan.
La película ganó muchos premios en Hong-Kong, incluidos Película, Actor (Tony Leung), Secundario (Anthony Wong), Guión y Dirección.
Tras ella se realizaron dos secuelas, las cuales no he visto porque no han llegado a nuestro país, convirtiéndose en una de las sagas más celebradas del reciente cine asiático.
Mencionar que aquí se le puso el horrendo titulo (por no hablar de la carátula en donde aparece una chica que no sale en la película) de “Juego Sucio”. En fin...
3 Comments:
Coincido plenamente con tu magnifica crítica, el film hongkonés es bastante superior a la yanki.
Y la 2a parte también es memorable, qué papelón hace Anthony Wong en la precuela, magnífico!
Saludos
La verdad es que cuento sale un "remake" no sé si alegrarme o preocuparme.
Es decir, supestamente al interesarse otros directores por realizar un remake demuestran que corresponde a un gran film, sin emabargo, siento que cierto modo -además de prostituirlo en algunos, y no pocos casos- se aprovechan de su éxito para optar por el facilismo cinematográfico que beneficia sólo a los bolsillos.
Las obras litararias las justicifo. Mal que mal son adaptaciones de códigos literarios llevados al cine. Pero un film "recocido" y vuelto a hornear en otra cocina, es algo que nunca termina por tener buen sabor, por muy buen cocinero que sea el que lo hace. No sorprende ni maravilla como la primera vez que se degusta el plato.
"Infernal Affairs" es un gran hito, sobre todo la 1. Es una excelente película.
Estoy totalmente con tu opinión maedhroz. Infernal Affairs es una buena película. Scorsese no ha sabido estar a la altura a la hora de llevarsela a su terreno (lo cual reconozco que me apena siendo Marty), pensando más en la taquilla.
Saludos.
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