36, de Olivier Marchal
El departamento de policía de París está tras la busca y captura de un grupo de ladrones que asaltan carros blindados con dinero. La investigación será llevada a cabo por dos policías, antiguos compañeros, y sus respectivos equipos. El primero que atrape a la banda será el nuevo capitán de policía. La investigación se convertirá en una carrera entre ambos de la que solo uno saldrá triunfante.
Sorprendente. Es la palabra que se me aparece cada vez que pienso en este thriller policiaco francés. Un film con una notable factura, un guión muy cuidado y unos sobresalientes actores.
Si hace poco hablaba de “Infernal Affairs” como la “Heat” china, en está ocasión hemos de hablar de “36” cómo la “Heat” francesa. En está ocasión los rivales no son policía y criminal, sino policía contra policía. Lo que hace más interesante el asunto. Y más si entre ambos ha habido un lazo de unión que pertenece al pasado y que nunca sabemos por qué se rompió. Desde ese momento ambos han mantenido una rivalidad en el cuerpo que les ha convertido en enemigos.
La película comienza de manera inteligente mostrándonos al personaje de Leo Vrinks encerrado en prisión llorando para dar paso a un flashback en que vemos como unos motoristas roban el nombre de una calle y se lo llevan a dicho personaje. En ese momento el espectador piensa que Vrinks es el jefe de una banda de ladrones. Sin embargo después comprobamos que dicha señalización es el regalo de despedida para un compañero que se traslada.
Después Vrinks y su compañero (el que se traslada) se pondrán a trabajar en el caso de los furgones, pues ha habido otro atraco. En la escena del crimen se encontrarán con Denis Klein, el antiguo compañero de Vrinks, y ya entonces veremos la distancia que separa a ambos personajes.
Mientras que Vrinks quiere atrapar a los ladrones por cumplir con su trabajo y ser un buen policía, Klein desea atraparlos por tener el puesto de Jefe y demostrar que es el mejor, a pesar de los sucios métodos que gasta a la hora de trabajar.
El film muestra cómo los dos policías se encuentran con sus respectivos soplones, insertando ahí otra trama más que enriquece a la cinta y la convierte en algo más que en una película de policías, introduciéndonos en el departamento de policía, y mostrándonos que ningún policía, por muy bueno y muy bien que quiera hacer su trabajo, se libra de la corrupción, ya sea a mayor o menor escala.
Entre el reparto nos encontramos a Daniel Auteuil como el agente Vrinks y a Gerard Depardieu como Klein. Un duelo de titanes entre dos de los mejores actores francese que existen. Sus momentos en pantalla no tienen nada que envidiar a los protagonizados por DeNiro y Pacino o Leung y Lau.
Un thriller inteligente, de las más agradables sorpresas que me he llevado recientemente en una película estrenada en nuestro país directamente en DVD con el infumable título de “Asuntos Pendientes”.
7/10
Sorprendente. Es la palabra que se me aparece cada vez que pienso en este thriller policiaco francés. Un film con una notable factura, un guión muy cuidado y unos sobresalientes actores.
Si hace poco hablaba de “Infernal Affairs” como la “Heat” china, en está ocasión hemos de hablar de “36” cómo la “Heat” francesa. En está ocasión los rivales no son policía y criminal, sino policía contra policía. Lo que hace más interesante el asunto. Y más si entre ambos ha habido un lazo de unión que pertenece al pasado y que nunca sabemos por qué se rompió. Desde ese momento ambos han mantenido una rivalidad en el cuerpo que les ha convertido en enemigos.
La película comienza de manera inteligente mostrándonos al personaje de Leo Vrinks encerrado en prisión llorando para dar paso a un flashback en que vemos como unos motoristas roban el nombre de una calle y se lo llevan a dicho personaje. En ese momento el espectador piensa que Vrinks es el jefe de una banda de ladrones. Sin embargo después comprobamos que dicha señalización es el regalo de despedida para un compañero que se traslada.
Después Vrinks y su compañero (el que se traslada) se pondrán a trabajar en el caso de los furgones, pues ha habido otro atraco. En la escena del crimen se encontrarán con Denis Klein, el antiguo compañero de Vrinks, y ya entonces veremos la distancia que separa a ambos personajes.
Mientras que Vrinks quiere atrapar a los ladrones por cumplir con su trabajo y ser un buen policía, Klein desea atraparlos por tener el puesto de Jefe y demostrar que es el mejor, a pesar de los sucios métodos que gasta a la hora de trabajar.
El film muestra cómo los dos policías se encuentran con sus respectivos soplones, insertando ahí otra trama más que enriquece a la cinta y la convierte en algo más que en una película de policías, introduciéndonos en el departamento de policía, y mostrándonos que ningún policía, por muy bueno y muy bien que quiera hacer su trabajo, se libra de la corrupción, ya sea a mayor o menor escala.
Entre el reparto nos encontramos a Daniel Auteuil como el agente Vrinks y a Gerard Depardieu como Klein. Un duelo de titanes entre dos de los mejores actores francese que existen. Sus momentos en pantalla no tienen nada que envidiar a los protagonizados por DeNiro y Pacino o Leung y Lau.
Un thriller inteligente, de las más agradables sorpresas que me he llevado recientemente en una película estrenada en nuestro país directamente en DVD con el infumable título de “Asuntos Pendientes”.
7/10
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